CUANDO SE HACE POLITICA DE MISERIA HUMANA, COMENZANDO POR LOS DEL VATICANO Y SUS SECUASES, SON TODOS "DIVINOS",
ATEOPOLIS - POR UN MUNDO LIBRE DE INFLUENCIAS RELIGIOSAS
La Compulsión por el Poder
La Iglesia Católica ha perdido el rumbo. Da palos de ciego en todas direcciones sin ningún sentido ni, mucho menos, moderación. Aunque pareciera tener propósitos nobles y claros respecto a las dos materias que son su eje en la actualidad -educación y sexualidad-, la verdad es muy diferente y la parte del iceberg que no vemos resulta la más interesante y, a la vez, la más turbia.
Afirmándose una verdad evidente, tal como es la pérdida de valores y el debilitamiento moral, la Iglesia intenta hacerse dueña de la educación en occidente, con la finalidad de concientizar para su propio beneficio. Los conflictos morales que vivimos hoy en día no tienen relación con cuestiones religiosas, sino que son consecuencia del vandalismo económico propiciado por un sistema mercantilista abusivo y, en gran medida, descontrolado, que considera al ser humano un mero perno en el “sistema”, embrujándolo con una propaganda hedonista y superficial.
En materia sexual, la Iglesia continúa promoviendo principios obsoletos, carentes de sentido histórico y sin ninguna relación con la realidad. Los intentos por promover la abstinencia como único medio de controlar la natalidad y las enfermedades sexuales, demuestra que su visión del mundo carece de todo valor e importancia. Más aún, cuando dicha abstinencia ni siquiera es respetada por los propios sacerdotes, actores de los más grandes escándalos sexuales de nuestro tiempo.
Pero va mucho más allá el asunto, por debajo de la línea de flotación de ese barco milenario que comienza a hacer agua y que, en su desesperación, intenta encontrar un dique seco donde poder hacer reparaciones, sin darse cuenta que el barco ya está podrido.
Los intentos por prohibir la película “El Código Da Vinci” -muy mediocre por cierto-, así como la producción Conspiracy of silence , demuestra lo que decimos; están fuera de tiempo. Pero eso es solo el aspecto más llamativo. Aspectos que no se conocen de la intromisión de la Iglesia en otros ámbitos pasan casi desapercibidos, tales como los intentos por evitar, por todos los medios, la difusión de las teorías evolutivas en la educación. De partida, esta es materia prohibida en los colegios religiosos. Todavía más; al parecer el Vaticano estaría a punto de rechazar, incluso, la teoría del Diseño Inteligente, por ser demasiado parecida a la teoría darwiniana. Esto significa volver al Creacionismo medievalista, retrotrayendo el conocimiento en mil años.
Ante tanta incongruencia y desatinos, algunos sectores de la Iglesia comienzan a preocuparse. Especialmente, porque ven un recrudecimiento en los recursos del prohibicionismo, la condenación y el miedo. Incluso el propio Papa ha declarado que “un Estado agnóstico en relación con Dios, que establece el derecho sólo a partir de la mayoría, tiende a reducirse desde su interior a una asociación delictiva...”. Dicho en forma simple, todo aquellos que no aceptamos las imposiciones políticas de la Iglesia somos “delincuentes”.
Y no voy a mencionar aquí los oscuros negocios financieros del Banco Vaticano, ni las intrigas internacionales destinadas a acallar las voces más connotadas en contra de la doctrina. ¡Cómo deben envidiar a sus colegas musulmanes que no trepidan en degollar a sus adversarios!
Sin duda que la Iglesia está en su peor momento, pero como todo animal herido, es tremendamente peligroso. La única forma de combatirla en este momento es poniendo todo nuestro empeño en evitar que sus injerencias en la vida civil tengan efecto. Hemos visto como se ha aprobado el divorcio, el aborto en algunos países, el matrimonio de homosexuales y otras normas contrarias a lo propuesto por la religión. Faltan aún algunas libertades necesarias para excluirla completamente de nuestro panorama político-social. Y sin duda que ella luchará encarnizadamente.
Su gran problema radica en sus prejuicios: no intentan siquiera analizar los problemas humanos desde la perspectiva de los problemas mismos, sino a través de sus dogmas. Esto la ha llevado a permanentes errores de apreciación y juicio, además que causar grave daño a las sociedades donde ha logrado imponer sus criterios, como es el caso de algunos países africanos azotados por el Sida. Esta imposibilidad de ver la realidad, sumidos en el sueño de su ideología, se ha convertido en su verdadero verdugo.
Nuestra meta es reducirla a la única expresión que le corresponde; ser un lugar de encuentro de sus propios creyentes. No está en nuestro deseo el hacerla desaparecer, cuestión fuera de nuestras posibilidades, además que ha de desaparecer inevitablemente en el futuro, tal cual lo hicieron los mitos griego, romanos y egipcios, entre otros muchos. Pero en este momento representa un peligro fundamental, pues sabiéndose carente de todo argumento a favor, enfrentada a una ciencia que cada día la vuelve más obsoleta e incongruente, ha de acudir a cualquier medio para conservar el escaso poder que le queda.
No luchamos en contra de las religiones; luchamos a favor de la Libertad del individuo.
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