2006-06-12

HASTA CUANDO?

SOCIEDAD
RELIGION/SECTAS
FUERZAS ARMADAS :

LA IGLESIA, FRENTE AL ESTILO CONFRONTATIVO DEL PRESIDENTE

La insistencia del Presidente con el pasado inquieta a los obispos

Creen que perjudica el clima político en un momento de crecimiento del país. La preocupación va más allá de los tres o cuatro prelados conservadores.

Sergio Rubín

srubin@clarin.com

La insistencia de Néstor Kirchner con la recordación de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura inquieta cada vez más a los obispos. No es que no crean que los hechos fueron lo suficientemente graves como para ameritar su repudio y mantener viva la memoria para que no se repitan. Pero consideran que la recurrencia de Kirchner —un poco sesgada para no pocos religiosos por omitir a las víctimas del terrorismo— está perjudicando el clima político justo en un momento de fuerte crecimiento del país, que debería ser aprovechado para buscar consensos en torno a un proyecto de país.

Las palabras de ayer en Mar del Plata del presidente de la Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto, no sólo fueron de una meridiana claridad en ese sentido. El hecho de que haya sido Casaretto —un progresista moderado bien visto por la Casa Rosada— demuestra que la preocupación no es de tres o cuatro obispos conservadores, sino que está lo suficientemente extendida en las filas de un Episcopado donde hace tiempo son mayoría los moderados con su presidente, el cardenal Jorge Bergoglio, a la cabeza.
Con todo, la inquietud episcopal no debe leerse como una contribución a la impunidad. Acaso uno de los grandes giros en esta materia del actual Episcopado es que no pide indultos ni amnistías, sino que se muestra muy respetuoso de las causas en marcha. Pero una cosa, aclaran, es el tratamiento judicial de las violaciones a los derechos humanos, y otra es que el presidente de la Nación esté blandiendo el tema a cada rato, en vez de ver cómo sumar a todos los sectores a la construcción de un nuevo país.
La Iglesia, en ese sentido, viene insistiendo en el valor del diálogo ante "una sociedad fragmentada". Está claro que a los obispos tampoco les gusta el perfil confrontativo de Kirchner. Nada de esto es, en verdad, novedoso. Lo nuevo es que los obispos comenzaron a moverse y a visitar a empresarios y sindicalistas para invitarlos a una actitud más dialogante. ¿Llegará el momento en que lo hagan con el Gobierno y el propio Kirchner? No debería extrañar. En todo caso, revela el grado de inquietud de la Iglesia.
Pero tampoco debe verse en este anhelo eclesiástico una actitud romántica o principista. Los obispos saben que, a veces, hay que ponerse duro en un país donde —como dijo ayer Casaretto— los intereses sectoriales están prevaleciendo sobre el bien común. La Iglesia, vale resaltar, celebró la dureza con la que Kirchner renegoció la deuda externa. Pero hay ocasiones para golpear y otras —las más— para aunar voluntades. Hay que inquirir una vez más: ¿por qué el Gobierno no explotó sus coincidencias económicas con la Iglesia?

De una forma mesurada, Casaretto habló ayer de "una sociedad extremadamente nerviosa" por la recurrencia con el pasado y los cruces verbales. ¿Presiente que el clima se seguirá enrareciendo? No lo sabemos. Pero sí que cree que la excesiva recurrencia en el pasado y la dinámica de la confrontación permanente hipoteca el

http://www.clarin.com/diario/2006/06/12/elpais/p-00401.htm

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