2007-03-11

Carmen Argibay, jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

Carmen Argibay: La igualdad de la mujer no es absolutamente real

Llevamos miles de años teniendo una sociedad que normalmente ha considerado a las mujeres como de segunda categoría”. Para Carmen Argibay, jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la sociedad todavía tiene asignaturas pendientes con la mujer. “No existe el concepto de la mujer como ciudadana con los mismos derechos que el hombre”, reflexiona al conmemorarse el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer.

Argibay el día de su jura, rodeada del resto de los miembros de la Corte.



Con más de 40 años en la Justicia, se aprobó su nombramiento el 7 de julio de 2004, tras un largo debate en el Senado que abordó cuestiones éticas y científicas sobre el aborto y la religión, debido a su “ateísmo militante” y su opinión en favor de despenalizar el aborto. “No hay nadie que sea partidario del aborto en el sentido de que no se está mandando a las mujeres a abortar o diciendo que es la mejor solución del mundo. Nadie debería pensar que una mujer se va a hacer un aborto como quien va a una fiesta. Todos sabemos que es un momento traumático y, en lo posible, una mujer va a tratar de no abortar”, afirma.

Para esta jurista -la primera jueza argentina en integrar el Tribunal Penal Internacional de La Haya-, “la mujer debe tener derecho a decidir cuándo quiere tener un hijo y cuándo no, o cuándo está en condiciones de tenerlo “.

Especializada en derecho penal, estuvo detenida en la última dictadura militar a disposición del PEN, de donde salió libre tras sufrir un preinfarto. Ocupó distintos cargos en la Justicia argentina hasta integrar, en 2001, la Corte Internacional de La Haya. Dejó este tribunal para convertirse en la segunda mujer miembro de la Corte Suprema en democracia, 10 días después del ingreso de Elena Highton de Nolasco.

Desde la Justicia se pueden hacer cosas para tratar de igualar la diferencia que hay en el tratamiento de hombres y mujeres. El hecho de que haya una mujer en este cargo que puede hablar en favor de ellas, es un avance importante. Además sirve como un llamado para las otras mujeres de que acá hemos podido llegar, no sólo por mi esfuerzo sino por el esfuerzo de todas las que fuimos abriendo camino”, observa Argibay.

En 1993, organizó la Asociación Argentina de Mujeres Juezas como una rama de la Asociación Internacional, de la cual fue presidenta desde 1999 hasta 2000. A partir de su compromiso con la lucha por los derechos femeninos, también integró el Tribunal de Tokio, una corte de carácter simbólico para juzgar la esclavitud sexual impuesta por militares japoneses durante la Segunda Guerra.

Carmen Argibay el día de su nombramiento.



No tan iguales

Todavía la igualdad de oportunidades no es absolutamente real aunque esté en los papeles. Todavía hay bolsones de discriminación, lugares en donde los sueldos no son los mismos para las mujeres que para los hombres. Se empieza a reconocer el derecho a la salud, a la educación, al trabajo, pero la igualdad de salarios no siempre es tal o la categoría del trabajo a menudo es inferior para las mujeres. Hay que empezar a trabajar para que la gente pueda acceder a cargos de mayor categoría no en virtud del género, sino en virtud de su capacidad”, asegura esta abogada que se abrió camino en un ámbito fuertemente masculino como el de la Justicia.

Siendo una mujer del Derecho, sostiene que “hay que buscar que la igualdad de oportunidades sea algo efectivo, que la podamos palpar y no que esté solamente escrita en las leyes”. Sin embargo, reconoce que hubo avances a partir de la irrupción de la mujer en la política y destaca el hecho de que hoy el país tenga una ministra de Defensa y una ministra de Economía.

Pero advierte que "la República Argentina no se termina en la General Paz" y que la situación de las mujeres varía mucho según la provincia de que se trate. “Depende de la influencia de las tradiciones; en algunas zonas se mantienen prácticas casi de la colonia y ahí se nota más la postergación de la mujer; en cambio, en otras provincias estamos más adelantados”, señala.

Un debate postergado

Su postura con respecto a la despenalización de aborto se conoció a partir de su designación como ministra de la Corte y fue muy cuestionada por grupos católicos. “Es un tema muy polémico y está ligado a las creencias religiosas pero es una discusión que la sociedad argentina se tiene que dar de una vez por todas, pero de forma desapasionada. Cada vez que una mujer dice que quiere tener derecho a decidir, le responden que es “una asesina" y evidentemente no lo es. Pero en esos términos nunca se puede dar un debate porque empieza a haber preconceptos, insultos y agresiones. Nos esta faltando una discusión serena y racional con argumentos que se puedan constatar”, reclama Argibay.

En el país mueren 100 mujeres al año por complicaciones de abortos realizados en forma insegura y clandestina, por no estar legalizado. El debate sobre su despenalización –que implica que la ley no castigue penalmente a la mujer o el profesional que lo practique- sigue pendiente.

¿Cuáles son las cuentas pendientes que tienen la sociedad respecto de las mujeres?

¿Qué derechos de las mujeres creés que todavía hace falta promover?

¿Qué situaciones de desigualdad siguen hoy sufirnedo las mujeres ?

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