2007-01-27

MONUMENTO A LA MISERIA: 22 MILLONES DE PESOS EN UNA CRUZ Y AQUÍ PIÑA NO DICE NADA

Misiones: como si nada hubiera pasado

Los diez meses que restan para que Carlos Rovira entregue el gobierno de la provincia de Misiones a otras manos prometen ser muy largos, difíciles y llenos de sorpresas.

En principio, parece que el ejemplo de democracia dado por los misioneros al resto de los ciudadanos argentinos, el 29 de octubre último, cuando se impidió el sueño de Rovira de la reelección ilimitada, fue aceptado por todos, menos por el gobernador y los dirigentes de su partido.

En efecto, en lugar de hacer una sana autocrítica y reconocer sus errores, el gobierno de Misiones achacó el resultado de esas elecciones a la "feroz campaña" de la prensa nacional en contra de su provincia. "Lo que falló es el marketing", explicó un ministro, con lo cual justificó el clientelismo, la compra de votos y las escandalosas maniobras en el Tribunal Electoral. Es decir que, mientras se culpa a la mala "comunicación" de los resultados adversos, nadie rindió cuenta de los hechos que antecedieron a las elecciones.

La ministra de Gobierno no ha respondido aún acerca de los 30.000 DNI que, según denunció la oposición, se guardaban para un posible fraude; nadie se ha hecho cargo de los depósitos clandestinos de mercadería acumulada para pagar votos; no hay sanciones para los policías que espiaban a los asistentes a los actos de la oposición ni explicaciones sobre la paliza a periodistas en el momento del voto del gobernador Rovira, en tanto se acentúan los ataques contra la prensa independiente.


Y para demostrar fehacientemente que en Misiones la vida continúa como si nada hubiera pasado, se conoció la semana última un delirante proyecto por el cual el gobierno misionero se propone erigir una cruz de hierro de 80 metros de altura en la cima del cerro Santa Ana, a poca distancia de la capital, Posadas. De construirse, la cruz tendrá casi el doble de altura de la Estatua de la Libertad en Nueva York (46 metros) y casi el triple que la del Cristo del Corcovado de Río de Janeiro (30 metros) -por poner sólo dos ejemplos de monumentos conocidos en el mundo entero- y formará parte de lo que se anuncia como el Parque Temático Santa Ana, donde se construirán también un auditorio, un centro de convenciones, una playa de estacionamiento, modernas confiterías, un camino de acceso pavimentado hasta la cima del cerro (de 400 metros de altura) y otras obras menores que, seguramente, elevarán el costo final, que será pagado con dineros públicos.

Para esta obra faraónica ya se han afectado 22 millones de pesos, destinados únicamente al costo del estudio preliminar. Pero el costo, según explicaron en el gobierno misionero, será un elemento secundario para la adjudicación del proyecto, porque la concesión, que se realizará el 12 del mes próximo, a sólo un mes de presentado el proyecto, tendrá en cuenta la propuesta técnica y no la oferta económica.

Salta a la vista que el corto lapso que existe entre la convocatoria a licitación -que se publicó en el Boletín Oficial el 12 del actual- y la adjudicación impedirá presentarse a muchos empresarios de la construcción, lo cual daría pie a que los misioneros sospecharan que se quiere beneficiar así a alguna firma en particular.

Además, a los 22 millones de pesos para la cruz se sumarán, según cuestionó el diputado del Movimiento de Acción Popular (MAP) Jorge Galeano, otros 49 millones más, que es lo que costará el amoblamiento del centro y el resto de las obras.

Como el gobernador Rovira tiene superpoderes, su administración carece de controles fiscales. El presupuesto actual, gracias a un decreto del mandatario, se incrementó en el 25,7 por ciento con respecto del año anterior: pasó de 3321 millones de pesos a 4177. Y todo esto en una provincia con el 44,3 por ciento de empleos en negro, 1000 comedores comunitarios e índices de pobreza que ascienden al 35 por ciento.

Resulta doloroso comprobar que el ejemplo que la ciudadanía de esa provincia dio en 2006 fue tomado en cuenta en todo el resto del país excepto en Misiones misma, donde el gobernador, quizá para borrar de la memoria el fracaso de sus pretensiones reeleccionistas, decidió apelar a una extraña estratagema: construir un monumento descomunal para que se lo recuerde por la cruz de hierro de Santa Ana y no por su caída política de octubre último.

No es la primera vez que en la Argentina se recurre, desde un gobierno, a una solución desesperada para ocultar la realidad. Pero esto no fue lo que esperaba la mayoría democrática de Misiones cuando dio una respuesta clara y contundente al autoritarismo y a las ambiciones de perpetuarse en el poder.


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